lunes, 29 de octubre de 2018




SOLO TRES REGLAS


Con la cabeza partida y una bruja en el medio, se me vuelan los pájaros de la memoria. Mochilas, muchas mochilas al lado de la puerta abierta de ese lugar tan querido. Entro y avanzo por el largo pasillo de la casa donde habitaban los Endos.

Bipolares sensaciones llegan a mí. Alegría y tristeza. Alegría por los felices momentos vividos en total libertad. Nada era tabú, no existía lo prohibido. Tristeza debida a la melancolía, la añoranza y a la distancia. Recuerdos de risas compartidas y abrazos eternos. De placeres permitidos y elixires siempre vigentes. Aquelarres espontáneos y pasiones de fuego.

La diáspora se fue dando de manera sutil, casi como una consecuencia. Nuevos caminos y nuevos desafíos estaban esperándolos y fueron tras ellos.

Pero siguen allí. En algunas noches se escuchan risas, choques de recipientes que contienen los mágicos elixires y buena música. Y también se ven sombras danzando, son los espíritus que quedaron en la casa, para señalarles -a los nuevos hedonistas- el camino y el porqué deben dejar sus mochilas de prejuicios en la puerta…

ººº

El excelso ciudadano

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