OTRO
LADRILLO en la PARED: VI - VOCES
La noche lentamente se hace madrugada, el
intenso bullicio de esta parte de la ciudad, poco a poco se va apagando y un
profundo silencio lo llena todo.
Es entonces cuando -en un sordo murmullo-
ellas comienzan a aparecer. Luego se transforman en claras voces que inundan mi
cabeza. Y me hablan, a veces no las entiendo por que hablan todas juntas y se
entremezclan. Me dicen cosas, me dicen que me escape de esta vida, que corra,
que salte al infinito y que me transforme en la nada, que ya es tiempo, ya es
suficiente, que nadie me quiere porque nadie me necesita, que soy un estorbo,
una basura que hay que barrer bajo la alfombra. Eso me dicen.
A veces me dicen que no hay nada más, que no
vale la pena soñar, que el futuro no vendrá, que solo soy un número, uno más.
Un muerto vivo para los demás. Que no existe un cielo pero si un averno eterno,
que todo es ilusión, apenas un triste simulacro de la verdad.
Se repiten, una y otra vez imágenes
enloquecidas, fantasmas anhelantes girando sin parar. Deténganse, deténganse un
momento, por favor…solo un momento.
De pronto silencio, todo está en silencio.
Oscuro y en silencio. A lo lejos se ve la silueta de un hombre, me acerco y lo
veo mejor, ese rostro lo conozco, se parece a mí. En la mirada se ve una
inmensa tristeza y en su mejilla cae lentamente una brillante lágrima.
...
Ahora…la nada, las voces no están, apago las
luces de mi cabeza y siento una sensación de paz sempiterna ahora que los
fantasmas callaron… ¿para siempre?
ººº
El excelso ciudadano
Pintura: "las voces de mi cabeza" de Carlos Diaz Copado
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