lunes, 15 de octubre de 2018



OTRO LADRILLO en la PARED:  VI -  VOCES

La noche lentamente se hace madrugada, el intenso bullicio de esta parte de la ciudad, poco a poco se va apagando y un profundo silencio lo llena todo.

Es entonces cuando -en un sordo murmullo- ellas comienzan a aparecer. Luego se transforman en claras voces que inundan mi cabeza. Y me hablan, a veces no las entiendo por que hablan todas juntas y se entremezclan. Me dicen cosas, me dicen que me escape de esta vida, que corra, que salte al infinito y que me transforme en la nada, que ya es tiempo, ya es suficiente, que nadie me quiere porque nadie me necesita, que soy un estorbo, una basura que hay que barrer bajo la alfombra. Eso me dicen.

A veces me dicen que no hay nada más, que no vale la pena soñar, que el futuro no vendrá, que solo soy un número, uno más. Un muerto vivo para los demás. Que no existe un cielo pero si un averno eterno, que todo es ilusión, apenas un triste simulacro de la verdad.

Se repiten, una y otra vez imágenes enloquecidas, fantasmas anhelantes girando sin parar. Deténganse, deténganse un momento, por favor…solo un momento.

De pronto silencio, todo está en silencio. Oscuro y en silencio. A lo lejos se ve la silueta de un hombre, me acerco y lo veo mejor, ese rostro lo conozco, se parece a mí. En la mirada se ve una inmensa tristeza y en su mejilla cae lentamente una brillante lágrima.
...

Ahora…la nada, las voces no están, apago las luces de mi cabeza y siento una sensación de paz sempiterna ahora que los fantasmas callaron… ¿para siempre?

ººº
El excelso ciudadano

Pintura: "las voces de mi cabeza" de Carlos Diaz Copado




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