A DOS MANOS
Ansiosa y habiendo revisado el
equipaje una vez más –sufro de trastorno obsesivo-compulsivo- esperaba la hora
de ir al aeropuerto. Hacía ya más de una semana que tenía la aprobación del
guión final para la película y debía reunirme con el director y los productores,
ya que en unos días empezaba el rodaje. Demás está decir que estaba muy
orgullosa que semejante celebridad haya elegido mi guión, ya que era la primera
vez que filmaría una historia escrita por una mujer.
Antes de salir para el aeropuerto
tenía una fiesta a la que no podía faltar, pero me fui temprano (con la excusa
del viaje) y decidí ir a sacar una foto a una puerta en un barrio un poco
alejado, costero... Tomé un taxi, el conductor me dejó en la parte de
atrás de una casa, con una calle cortada y me dijo que me dejaba ahí para no
tener que dar toda la vuelta... Cuando bajé del taxi no encontraba nada: solo
era un callejón donde crecía el pasto y cerca un médano de arena. De pronto se
abrió la puerta de la casa y salió un hombre barbudo, sirviendo de apoyo a una
mujer vestida de blanco -a la que puso en el baúl-mientras hablaba
incongruencias sobre el fin del mundo y el sol que estaba a punto de caer. Me
marché casi corriendo, salté la tranquera y el alambre de púa me lastimó las
piernas. Quería hablar por celular para que me pasaran a buscar y la batería
estaba muerta...la puta batería estaba muerta!!! absoluta desesperación.
Y las horas pasaban. Y el vuelo perdido. Y yo necesitaba hablar con mi mamá para que me
consolara y me dijera que todo iba a salir bien...Caminé por la playa
kilómetros y kilómetros, mientras unos pájaros negros sacaban de la arena cosas
como si fueran manos, para comerlas. Después de un buen rato, llegué a la casa
de mi abuelo paterno, desesperada busqué un cargador de batería pero no lo
encontraba, me di cuenta que el de la cámara de fotos funcionaba. Llamé por fin a mi mamá, que me decía "menos mal que no
llegaste al avión...en el vuelo hubo un fratricidio – cual Caín a
Abel- tan malo, que en un instante el cielo se hizo tormenta y los
rayos castigaron a todos y solo quedaron un montón de
muertos.... Pero ten presente que no puedes decidir ir a cualquier lado
cuando quieras...hay reglas que cumplir, como tener que estar 3 horas antes en
el aeropuerto para hacer el check in"
Anonadada, aturdida no alcanzaba a
establecer lo que era real y donde comenzaba lo ficticio. Como si mi propio
guión cobrara vida y yo fuera la protagonista de la película creada con mi
perversa imaginación. No fue sino hasta el final de la proyección, que me di
cuenta que solo soy una creación imaginaria, y que mi vida entera nace y
termina – una y otra vez- en los 92 minutos que dura la proyección…
ººº
El excelso ciudadano - Letizia Zufriategui
Excelente relato
ResponderEliminarMuchas gracias.
EliminarPor algo no subió al avión...jaja, grande TQP
ResponderEliminar