EL YOÍSTA
Habían
puesto un aviso en el diario dominical (es cuando más se lee el diario en el
pequeño pueblo). SE OFRECE YOÍSTA. No se imaginan el revuelo que causó en el
pueblo. Nadie sabía que cosa era lo que hacía un Yoísta. Se reunieron varios
vecinos y nombraron un delegado para que vaya a la casa del hijo de los Pérez
(que fue el que puso el aviso apenas volvió a vivir en el pueblo) y averigüe
que cosa era eso del “Yoísta”.
El
delegado, intrigado golpea la puerta y espera. El propio hijo de los Pérez lo
atiende y lo hace pasar. Después de un buen rato de charla amena, se despide y
va a hablar con los otros vecinos, que curiosos lo esperaban con gran ansiedad.
¿Y…?
El
delegado, aprovechando su minuto de fama, y creando un clima adecuado de
suspenso, se echa a reír y les comenta: resulta que los Pérez, asombrados y preocupados por
el aprecio excesivo que empezaron a tener de sí mismos algunos habitantes del
pueblo, llamaron a su hijo, que se había recibido en la Universidad de YOÍSTA
para que los venga a ayudar.
Él se encargaría de cazar a tanto EGO
suelto…
°°°
El excelso ciudadano
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